Mi buen amigo Efraim es de esos informáticos que la tienen muy pero muy clara. Es de los administradores que hacen su trabajo con seriedad, pero de forma casi imperceptible para que las redes de las organizaciones sigan funcionando a pesar de las barbaridades que se ven en los desarrollos que corren sobre ellas (y de esas anécdotas hay para hacer un libro). Tiene, eso sí, la costumbre de exprimir al máximo todo hardware que pasa por sus manos; de hecho más de una vez lo he encontrado dejado procesando equipos una semana entera para entrenar redes neuronales.
Entre esos arranques -que a mi no se me ocurren ni por casualidad- se preguntó que tal andaría una netbook con diez sistemas operativos corriendo a la vez. Nueve Ubuntu(s), para ser preciso, virtualizados con KVM + KSM sobre un Debian que actúa de host, y todos al mismo tiempo y todos en una netbook. Contrario a lo que uno hubiera esperado, la verdad se la bancó muy bien, manteniendo responsivo el escritorio, como pueden ver por la captura de pantalla (de paso, con compiz). Allí está ingresando en uno de los virtualizados, mientras los restantes aún muestran la pantalla de inicio de sesión.
Por supuesto que no es cualquier netbook; de todas las que hay en el mercado, esta belleza de Asus [ver 1 y 2] tiene un procesador de 64 bits y virtualización por hardware, lo que hace posible semejante comportamiento.
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